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Vocabulario de Marx (LOMCE, CyL)

Ajustado al decreto 363/2015 de la Junta de Castilla y León (LOMCE)

Con la entrada en vigor de la LOMCE y los estándares de aprendizaje, el currículum de Historia de la filosofía insiste en el manejo de una serie de términos de cada autor. A continuación puedes encontrar los de Marx:

  • Dialéctica: idea que Marx hereda de Hegel, sería el esquema teórico y conceptual que serviría para darnos una explicación de la realidad y el conocimiento, pero especialmente de la historia. La tesis central de la dialéctica consiste en afirmar que el conflicto y la oposición, lejos del estatismo o la identidad, son el fundamento último de todo. Así, la dialéctica estará organizada en tres momentos: tesis-antítesis-síntesis. Esta síntesis, que supera el conflicto de tesis y antítesis conservando alguno de sus rasgos, sería el punto de partida para un nuevo proceso dialéctico, tanto en la realidad como en la historia.
  • Materialismo histórico: es la aplicación de la dialéctica a la comprensión de la historia de la humanidad, y una de las aportaciones filosóficas más importantes del marxismo. La tesis central del materialismo histórico consiste en afirmar que la lucha de clases es el motor de la historia. Así, para Marx, las condiciones materiales de vida estarían en la base de la historia, y habría que buscar en la oposición de clases sociales y la economía la explicación de todo cuanto acontece. La historia de la humanidad se podría resumir en la sucesión de los diferentes modos de producción, y en cómo en cada uno de ellos una clase social domina sobre otra en la producción de riqueza y esta dominación se traslada a la sociedad y la cultura, configurando todos los ámbitos de la vida.
  • Praxis: es la práctica, la acción, y es también uno de los conceptos centrales del marxismo. Podemos situarlo al menos en dos contextos, uno más general y otro más filosófico. En su sentido más general, para Marx el ser humano es acción, trabajo: praxis. Sin embargo, ya desde el esclavismo, el primer modo de producción de la historia, el trabajo manual se ha valorado de una forma despectiva. Precisamente porque las valoraciones serán realizadas por los amos, se considera que el trabajo intelectual o teórico es superior al práctico, creando así un prejuicio que se ha consolidado hasta nuestros días y que va en contra de lo más propios y característico del ser humano: la acción. En segundo lugar, cabe relacionar este concepto con la propia filosofía: la crítica fundamental que le dirige Marx es precisamente la de haberse convertido en un ejercicio especulativo, sin relación alguna con el cambio social. Para él, la filosofía debe ser práctica, y centrándose en esta praxis colaborar en la transformación de la sociedad, tal y como se lee en la famosa tesis XI sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.
  • Alienación: es un proceso económico, social y cultural, por el cual el ser humano se convierte en una cosa distinta a lo que es. Podría entenderse como un sinónimo de deshumanización o cosificación y es un fenómeno característico de todos los modos de producción a excepción del comunismo. En el capitalismo adquiere cuatro sentidos: el ser humano vive alienado respecto a la naturaleza, respecto al trabajo, respecto al producto del trabajo y respecto a la sociedad. Hay alienación en todos estos sentidos porque la esencia del capitalismo consiste en poner el capital por encima del trabajo, y a partir de aquí la deshumanización y la pérdida de dignidad del trabajador se van extendiendo a diferentes ámbitos de la vida económica, social y cultural.
  • Infraestructura: es la base de todo modo de producción y está compuesta por las relaciones de propiedad y las relaciones de producción. La infraestructura entonces es el modo de organizar la producción, distribución y producción de bienes en una sociedad determinada, lo que implica configurar a su vez todo un sistema social, cultural, político, etc. En este proceso, toda infraestructura asigna un lugar determinado al ser humano, dependiendo si pertenece a una u otra clase social. Este tipo de cuestiones clave (qué y cómo se produce, cómo se reparten las funciones de esta producción etc.) terminan determinando el tipo de sociedad que se forma, creando una superestructura que será coherente con esta base económica.
  • Superestructura: es el conjunto de representaciones e instituciones artísticas, culturales, religiosas, políticas y jurídicas que han sido creadas por la infraestructura con un fin predominantemente ideológico. Esto quiere decir que todos los componentes de la superestructura sirven a un doble fin: ocultan el conflicto que hay en la base y legitiman la situación vigente. Concretándolo en el capitalismo: el arte, la propia filosofía, la religión, el ordenamiento jurídico y quienes velan por su cumplimiento y las propias instituciones políticas como el parlamento son creaciones de los burgueses para mantener y fortalecer la explotación sobre el proletariado, que vive en una sociedad en la que los jueces le explican por qué “las cosas son así”, y en un parlamento que representa los intereses de los dueños de los medios de producción. Para que la conciencia de clase no aumente y ponga en peligro la continuidad del sistema se ponen en marcha los mecanismos culturales que distraen o entretienen a las masas, haciéndoles olvidar la explotación que sufren.
  • Fuerzas productivas: es el conjunto de todos aquellos factores que intervienen como motores de la producción. Aplicado al capitalismo, sería la suma de los medios de producción y del trabajo, que reflejaría la oposición entre burgueses y proletarios. Ambas clases sociales son dueñas de su trabajo, pero a mayores los burgueses son los dueños de los medios de producción y esto les sitúa en una posición claramente ventajosa respecto a los proletarios, que se ven obligados a vender su capacidad de trabajo aceptando los términos y condiciones impuestas por los burgueses.
  • Medios de producción: es el conjunto de herramientas y máquinas necesarias para producir bienes. En el capitalismo, los medios de producción pueden comprarse y venderse, es decir, están protegidos por la ley que los entiende como una propiedad privada. Aquí está una de las raíces de las desigualdades: los burgueses que poseen estos medios parten con una ventaja innegable respecto a los proletarios, que están obligados a “vender” su trabajo a los burgueses para poder utilizar estas máquinas. Es bien sabido que una de las propuestas del marxismo consiste en abolir la propiedad privada: en varios textos marxistas se puede leer el énfasis de Marx respecto a la propiedad privada de los medios de producción. Es necesario abolir esta propiedad, pues es el origen de la desigualdad entre clases sociales.
  • Lucha de clases: es la oposición y el enfrentamiento entre dos clases sociales, que constituye el motor fundamental del cambio social y de la historia. En cualquier modo de producción se constituye una clase social dominadora que por definición es la negación de la otra clase social. Esta negación se refleja en diferentes ámbitos: en la base en la producción y distribución de bienes y riqueza, pero después en el resto de espacios, como la cultura, la política y la sociedad. La lucha de clases es necesaria para que la historia progrese y se termine produciendo el hundimiento del capitalismo, dando paso a la sociedad comunista, que al abolir la propiedad de los medios de producción se caracterizará precisamente por ser una sociedad sin clases sociales.
  • Trabajo: es la actividad transformadora ejecutada por el ser humano y que tiene como finalidad la transformación de la naturaleza para producir bienes. En esta definición aparecen al menos tres aspectos a destacar. En primer lugar, que el trabajo puede considerarse como lo definitorio del ser humano, su esencia. Somos fundamentalmente trabajo, y esta actividad tiene un carácter prácticamente ético: nos realizamos en el trabajo, pero en un trabajo humanizador. Por otro lado, por medio del trabajo nos ponemos en contacto con la naturaleza, que es comprendida por el marxismo como algo más que un mero recurso. El trabajo ha de respetar la naturaleza cuyo valor ha de ponerse siempre por encima del capital. La relación entre el ser humano y la naturaleza no puede ser de explotación, lo cual es propio del capitalismo, sino de respeto por los recursos que, no lo olvidemos, son imprescindibles para la realización del trabajo y pueden acabar con este si no se utilizan de un modo responsable.
  • Plusvalía: es la diferencia entre el coste de producción de un bien determinado y el precio de mercado del mismo. El precio de cualquier producto es resultado de la suma de la materia prima, los medios de producción y el trabajo necesario para producirlo. El capitalismo funciona añadiendo a este precio una cierta cantidad, que es precisamente la plusvalía o valor añadido, que sirve precisamente para señalar la contradicción fundamental del capitalismo. La burguesía niega al proletariado porque se apropia en exclusiva de esta plusvalía que ha sido producida gracias a la colaboración de ambos, pues los burgueses aportan materias primas y medios de producción (ambos conceptos podrían englobarse bajo el término “capital”) y los proletarios contribuyen con su trabajo. Esta colaboración no se refleja en el reparto de beneficio, del que se apropian únicamente los burgueses. Así en el sistema capitalista los proletarios ven cómo los burgueses se apropian de algo, la plusvalía, que han producido de forma conjunta.
  • Humanismo: el humanismo marxista sería la respuesta a la alienación propia del capitalismo. Para Marx, su propuesta teórica es una reivindicación de la dignidad del ser humano, y una demanda de las mejoras en la condiciones de vida de los proletarios hasta llegar a una sociedad, la comunista, en la que ser humano valga más que el capital. No puede haber para Marx un sentido más profundo de humanismo: más aún, cualquier sistema productivo o sociedad que ponga a las cosas o el dinero por encima del ser humano será no sólo un sistema injusto sino radicalmente inhumano y cosificador. El humanismo defendido por Marx se plasmaría en una sociedad que reconozca la dignidad de todos y su igualdad innegable. Del reconocimiento de esta igualdad surgirían después otra serie de valores morales como la fraternidad o la solidaridad que necesariamente estarán presentes en la sociedad comunista.