¿Para qué aprender?
Todos los implicados en el sistema educativo vivimos en cierta forma dejándonos llevar por la intuición tan elemental como contundente de que aprender merece la pena. Sólo cuando se plantean interrogantes tan aparentemente insulsos como el que titula esta anotación empiezan a surgir las divergencias. Y es que el para qué de un sistema público de enseñanza puede tener varias lecturas, entre las cuales quisiera destacar al menos dos: la del político o el gestor educativo y la de cierto grupo de profesores (ojalás fueran la mayoría).