Continuemos con los mitos relacionados con el personal. Se suele decir que el profesorado de la enseñanza pública está mejor preparado que el de la concertada. La principal razón que se aduce al respecto nos remite al proceso de selección: la oposición ofrece mayores garantías que la entrevista personalizada, tan habitual en la concertada. Los que hemos superado una oposición sabemos que hay factores extraacadémicos que influyen en su resultado, y que dicho proceso no garantiza que los mejor preparados accedan a las plazas de enseñanza. Por otro lado, la crítica del "amiguismo" o el "enchufe" de la concertada será verdad sólo en parte: no podemos dejar de lado que se trata de empresas, y como tales podrán tener en consideración ante cualquier proceso de contratación los favores que se deben o características personales de los candidatos. Sin embargo, una empresa que contrate con el único criterio del "conocimiento personal" no puede tener muchos visos de permanencia y terminará pagando sus propios errores. Un ejemplo significativo: con la moda del bilingüismo, la mayoría de los concertados seleccionan licenciados o maestros que tengan además titulación en idiomas. ¿A cuántos licenciados se les exige dicha titulación para poder presentarse a una oposición"
Terminemos con otro de los tópicos: la mayoría de los colegios concertados incluyen en sus idearios expresiones como "educación integral y humanista". No quisiera, ni mucho menos, poner en duda que en los centros concertados se desarrolle este tipo de enseñanza, pero quizás convendría aclarar qué se entiende por esos términos. A contraluz, ¿significa eso que la enseñanza pública es "parcial y antihumanista"" Es de suponer que semejante idea no está en la mente de nadie, más aún cuando se comprueba que también en los centros públicos de enseñanza se fomentan valores morales caracteríticos del humanismo, como pueden ser la solidaridad, el compromiso o la generosidad. Comparten objetivos ambos modelos de enseñanza cuando se fija la meta de "formar personas", expresión que aparece seguramente en la gran mayoría de centros educativos de nuestro país, tanto públicos como concertados. ¿En qué radica entonces la diferencia entre el sistema público y el concertado" ¿Por qué decantarnos por uno de ellos y no por el otro" ¿Qué nos ofrece de distintivo cada uno de ellos" La respuesta a estas preguntas viene a menudo marcada por los tópicos. Esperemos que se vayan desterrando algunos de los que se han señalado aquí, si es que verdaderamente son estereotipos vacíos. El debate sigue abierto.
- Comentarios bloqueados